Paco Roca y Rebecca Solnit, la batalla de la memoria contra el olvido

Bryan Adams está celebrando 65 años de vida y 50 de carrera embarcado en una gira mundial que está pasando estos días por España. Roll With The Punches es como se llama el tour y el disco homónimo que tiene previsto publicar a finales de agosto y que ya está presentando en sus conciertos. "Hay que darle al público lo que quiere, las canciones conocidas, pero no hay nada como un concierto para introducir nuevos temas que no tienen por qué ser un hit instantáneo, pero van quedándose en el repertorio de la gente", advierte en una entrevista por zoom.

Hemos conversado con el rockero, cantante y compositor canadiense del paso de los años, de echar la vista atrás -o no- sin nostalgia, aunque muchas de sus letras sí tengan nostalgia. Es el gran compositor de canciones de amor, como All for love, It's only love, (Everything I do) I do it for you o Have you ever really loved a woman, con la guitarra de Paco de Lucía, del que guarda un gran recuerdo. "El amor no ha cambiado, cómo podría cambiar", responde cuando le hemos preguntado a si ha deconstruido ese amor romántico de los 80 y 90.

Bryan Adams: "No voy a admirar el reguetón por lo que es, pero tampoco sabría cómo hacerlo"

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Dice que escucha música urbana, pero que no puede admirar el reguetón por lo que es, aunque tampoco sabría cómo hacerlo. "No soy un cantante que sigue modas o corrientes, yo sé hacer lo que sé hacer". Sí se abre a la inteligencia artificial. Con más de cien millones de discos vendidos, Roll with the punches es el primero que saca con su propio sello discográfico. "Me he vuelto un músico independiente, porque vi todas las ofertas que me hacían y todo era para ellos, para la industria, no queda nada para el artista", lamenta.

Libros contra el olvido, la batalla de la memoria ante la amnesia omnipresente

Adolescentes, pueblos pequeños y un montón de música y literatura. Todos estos ingredientes tiene 'Cuando el río vuelva', una novela de iniciación de un adolescente en un pueblo en la década de los 90. "No es autobiográfica", advierte su autor nada más empezar la entrevista y sin que le preguntemos. Quizá porque hay un exceso hoy de autoficciones en la literatura, aunque tiene mucho de él y de su infancia, como va desvelando a lo largo de la conversación.

Su autor es Alberto Gómez Vaquero, escritor, traductor y director de una agencia de comunicación. Esta es su cuarta novela, editada por Carpe Noctem. Cuando el río vuelva está dividida en tres partes: curso alto, curso medio y curso bajo. Nos cuenta el paso de la infancia a la adolescencia de un chico, la relación con sus padres, con sus amigos, con las chicas y el sexo. Pero, sobre todo, es un homenaje a los libros y a sus escritores, gracias al nuevo profesor de Lengua y Literatura que llega al colegio de ese pueblo.

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Alberto dedica el libro a su hija, que está a punto de estrenar la adolescencia. "Creo que este libro les puede molar a chavales de 14, 15 o 16 años, que se pueden sentir un poco identificados con el protagonista y pueden ver, que yo creo que es lo interesante, que otros antes han pasado por ahí, que no estás solo, que esa sensación de que estás desconcertado, nadie te entiende, no encajas, la han vivido también quienes ahora son tus padres y y puedes hablar con ellos. Por favor, hablen con los adultos responsables o irresponsables".

Es lo que más nos ha gustado de la novela, lo bien que describe, al menos para los que somos del 84 como él, cómo fueron aquellos años de transformaciones y descubrimientos, de despertar sexual. Porque el sexo atraviesa la historia, ¿en qué otra cosa piensan los adolescentes de ayer y hoy? ""El sexo parece ser algo cada vez más importante en su alrededor. Crecen las conversaciones sobre el tema, las bromas, las insinuaciones", escribe. "El deseo lo mantiene excitado día y noche".

"Hemos pasado de una generación, que era la nuestra, que no tenía mucha información, que tenía que ir con las antenas superabiertas, cogiendo aquí y allá lo que podía para luego hacer un puzzle en su cabeza que no se parecía nada en la realidad. Antes eran revistas que llegaban de los mayores o algún vídeo perdido por ahí, que veías con los amigos en VHS, incluso el porno era supernaif para lo que hay ahora. Esas eran nuestras fuentes de información, un adulto jamás te iba a decir nada y los que hemos crecido en entornos católicos, pues la Iglesia Católica era lo que era para estos temas, es lo que es", advierte el escritor. "Ahora, sin embargo, desde que les das un móvil, lo primero que les entra con las aplicaciones ya no es pornografía, que también, es sexualización de todo, en TikTok, en todo. Creo que hemos pasado de no tener la información a tener un exceso, entre comillas, de información, pero solo de una fuente. Nadie les dice que esto es ficción, esto es dramatización, esto es una exageración de lo que las relaciones sexuales deben ser. Aquí hay una humillación o una violencia que no debería producirse, por ejemplo. Crea incluso adicciones y problemas luego para relacionarse sexual y afectivamente con las otras personas".

Alberto Gómez Vaquero, escritor: "Adolescentes desconcertados, hablad con vuestros padres o con un adulto, que todos lo hemos vivido"

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También han cambiado los pueblos en estos cuarenta años, porque el libro recrea también con acierto cómo era la vida en un pueblo. "Ahora nos hemos acercado un poco a las ciudades, para bien y para mal. Cuando éramos pequeños, yo todavía llegué a ver a esta gente que iba al campo en animales, todavía se hacía la matanza, que se cuenta también en el libro, pero se hacía en la plaza o en la calle del vecino que tenía cerdos en casa. Había gallinas en las casas, los animales están muy presentes y esto es algo que se ha perdido. Ha habido un montón de profesiones que han desaparecido, yo conocí gente que se dedicaba todavía a hacer cestos de mimbre. Nos hemos tecnificado en los pueblos y nos hemos acercado tanto a las ciudades, que en mi pueblo los padres trabajan en la ciudad, hacen la vida en la ciudad, compran en la ciudad y al final los niños van a la guardería y al colegio de la ciudad. Nos han ido desvalijando, no tenemos servicios, casi no hay médicos, ni bancos ni nada".

Alberto Gómez Vaquero lamenta, sobre todo, cómo al desaparecer pueblos, desaparece con ellos el vocabulario, que enriquece nuestra historia y nuestra memoria. Pueblos olvidados. Contra el olvido lucha nuestra siguiente invitada.

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Rebecca Solnit ha pasado unos días espléndidos en España, "aunque estoy agotada", confiesa. La escritora que mejor ha contado lo que es el mansplaining, lo hizo en Los hombres me explican cosas, regresa con El camino inesperado, editado por Lumen. Un libro en el que recopila y contextualiza artículos y ensayos escritos durante algunos momentos clave del siglo XXI: el inicio de la pandemia, el auge del movimiento climático o el estallido del MeToo.

El cambio climático es la batalla en la que está centrada Solnit en este momento, sin dejar atrás el feminismo, la lucha por la igualdad de mujeres y personas LGTBIQ+. La escritora y también periodista es muy crítica con unos medios de comunicación y unas redes sociales, dice, que desinforman y manipulan con una agenda al servicio de la derecha. La memoria nos da poder, escribe, y teme el olvido, añade más adelante. Dice que su país es amnésico. "El olvido es omnipresente. La memoria produce esperanza del mismo modo que la amnesia produce desesperanza".

"La memoria es un superpoder y la desesperación proviene, en parte, de la amnesia. No podemos conocer el futuro, pero sí conocemos el pasado, el pasado histórico, incluso el pasado de nuestras propias vidas. Incluso si somos jóvenes, hemos vivido hechos impactantes, imprevistos e impredecibles que no hubiéramos imaginado uno o 5 años antes de que sucedieran. No hubiéramos creído que sucederían. La caída del muro de Berlín, el fin de la Unión Soviética, el levantamiento zapatista, el matrimonio igualitario, los avances para las mujeres o el cambio en la conciencia ambiental. La memoria te brinda las herramientas para entender cómo funciona el cambio, cómo participar en el cambio, cómo reconocer que hay algunas cosas que puedes entender sobre cómo funciona a todo, pero que las sorpresas vienen con regularidad y hay que devolver la memoria a la gente", afirma la escritora.

Rebecca Solnit: "Estados Unidos se derrumbaría sin inmigrantes, pero nos envenenan el relato sobre la inmigración"

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Una invitación a no caer en la desesperanza, a no perder la ilusión, a confiar en el cambio a largo plazo y tranquilo. Recuperar la imaginación para poder alcanzar otros mundos que sí son posibles. Dice Solnit que la derecha puede estar ganando algunas batallas, pero también la izquierda, la lucha por la justicia y la igualdad, que tenemos que ser más conscientes de ello. No es tan optimista Paco Roca, aunque el dibujante defiende también el dar la batalla por la memoria hasta el final. "Me gusta la memoria porque tengo muy mala memoria, es una lucha constante por recordar lo que hice el año pasado o la semana pasada. El miedo a no recordar el pasado es lo que me lleva a interesarme por por este tema, por esa lucha que yo creo que hacemos todos constantemente, como personas y como sociedad, de luchar contra contra el olvido", advierte Roca.

El Instituto Cervantes acoge estos días la exposición La memoria. Viaje emocional por los cómics de Paco Roca. Más de 70 piezas del autor, con las que propone un recorrido para «vencer el olvido» a través de viñetas que van desde la memoria silenciada de los exilados españoles hasta enfermedades como el alzhéimer. En total, la muestra, además de con cuatro murales con dibujos inéditos, cuenta con 19 viñetas enmarcadas y 51 piezas originales en vitrina, entre páginas, bocetos, apuntes, guiones y fotografías de referencia. Todas ellas obras desde el año 2007 hasta la actualidad, provenientes de la colección privada del autor, y que recorren desde el dibujo hasta la impresión digital.

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"Me gusta la memoria porque sabemos que, si fuese un personaje de un cómic, de una novela, sería el más romántico del mundo. Porque sabemos que a la larga, hagamos lo que hagamos, vencerá el olvido a la memoria. Será una gran lucha, que la la lucharemos estoicamente, pero al final vencerá el olvido. Olvidaremos quiénes fuimos, como olvidamos a los que han estado antes que nosotros", afirma el dibujante.

La exposición traza un recorrido por os títulos más emblemáticos de Paco Roca. Desde Arrugas, ese cómic sobre alzhéimer que nos emocionó a todos y se convirtió en película, a obras en las que el uso de la memoria ha sido más político, como Los surcos del Azar, donde homenajeó a la Nueve, esa columna antifascista española que luchó contra los nazis en París. O El abismo del olvido, sobre las fosas comunes de los crímenes franquistas en Paterna.

"Con estas imágenes se produce algo que me parece muy importante, que muchos lectores nos han contado, y es que no tenían una idea muy clara sobre la memoria. Siempre habían pensado que la memoria histórica era un rollo que los políticos se habían montado, pero que, leyendo el cómic, ahí sí que estaban a favor. De la memoria histórica no, pero de que Pepica Celda, por ejemplo, la protagonista de El abismo del olvido, recupere los huesos de su padre, que con eso sí que están a favor. Es que esto es la memoria histórica, va de esto, de respetar a las víctimas y hacer una reparación. Los cómics y el arte sirven para esto, para hacer un justicia".

Paco Roca y Rodrigo Terrasa firman el cómic más emotivo sobre las fosas y la memoria histórica

También ha pasado por la Feria del Libro de Madrid y hemos aprovechado para conversar con él, Garth Greenwell, premiado escritor estadounidense, que nos ha presentado Lluvia pequeña, con Random House. Su protagonista es un poeta que tiene que ser ingresado en un hospital por una condición grave en la aorta. Un viaje a los límites del dolor, de la vida y de la muerte, de los confines de la experiencia humana donde el arte, la memoria, la música y los cuidados son un bálsamo.

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"La pregunta que explora la novela es la de indagar en de dónde viene el valor de una vida. La respuesta es que el valor de la vida viene de la muerte y del hecho de que vamos a morir. No importa quién eres, qué haces o cuánto dinero tienes. Vas a morir", incide el autor. Sin embargo, Greenwell propone un libro sobre la muerte luminoso y sereno, donde aceptar el devenir de la vida, la transformación y lo ordinario son parte esencial de la felicidad. "Creo que la literatura también puede reflejar las cosas buenas y pequeñas. La felicidad normal y corriente. Es un desafío que tenemos los escritores queer, escribir esta nueva forma de vida que tenemos ahora, donde se nos permite ser felices", dice sobre la historia de amor que subyace a este relato.

Garth Greenwell: "No importa quién eres, qué haces o cuánto dinero tienes, vas a morir"

Y terminamos en el Teatro Español, a donde llega esta semana Un tranvía llamado deseo, dentro de una gira nacional. Es una adaptación que David Serrano ha hecho de la obra de Tennessee Williams, protagonizada por Nathalie Poza y Pablo Derqui, con quienes hemos conversado de una de las cumbres de la dramaturgia norteamericana.

"Me conmueve profundamente y nuestra propuesta es ser lo más firmes posibles al libreto. Evidentemente, desde el año en el que estamos, con la experiencia vital que tenemos los actores, en el mundo en el que vivimos, en España", nos explica Poza, "pero los asuntos que trata son inamovibles. Nos sigue doliendo la la ausencia de compasión, seguimos discutiendo por la violencia de género, ¿de dónde viene? ¿Por qué esa herida? ¿De dónde le viene a Stanley? ¿Qué pasa con el deseo? ¿Qué significa realmente el deseo? ¿Por qué Blanche confunde el amor con la desgracia?".

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Nathalie Poza interpreta a Blanche Dubois, una mujer que, tras arruinarse y perder la casa familiar, regresa a Nueva Orleans viéndose obligada a vivir en la casa de su hermana Stella, que está casada con Stanley Kowalski, un hombre violento y alcohólico. "Es un poco una definición del hombre de los años 30, 40, 50 o 60", advierte Derqui, "la masculinidad estaba entendida de esa manera. Stanley es rudo, es una persona con pocas luces, no tiene estudios. Un hombre hecho a sí mismo, exmilitar que trabaja en una fábrica, hijo de inmigrantes polacos, en un momento de expansión del capitalismo después de la Segunda Guerra Mundial. Y se encuentra con su cuñada, que es lo contrario, profesora de literatura, que viene de un mundo en el que vivía en una casa con su padre, sargento de servicio en el sur de Estados Unidos. Una época que ha desaparecido. Y se encuentra con el paradigma del capitalismo que no acepta la fragilidad".

La pasión que surge entre ambos desemboca en una tragedia que evidencia la diferencia entre realidad y delirio. Es quizá la obra más autobiográfica del dramaturgo. Toda la entrevista con los dos actores esta próxima semana.