Reservan mesa, disfrutan de la comida y al pedir la cuenta descubren la imposición de consumir más para inflar la factura final
Se quedaron atónitos ante una medida que auguran que se generalizará

Cuenta en un restaurante / Tetra Images

Era una noche cualquiera en la azotea del Hotel Yalo en Gante (Bélgica) en la que un hombre llamado Yarno estaba disfrutando de una cena con sus amigos. Todo iba a pedir de boca, nunca mejor dicho, pero se llevaron una sorpresa cuando terminaron y pidieron la cuenta. Según el medio La Dépêche, habían optado por un menú con varios platos para compartir y un par botellas de vino rosado, con lo cual habían quedado satisfechos, pero la respuesta a la hora de pagar les dejó contrariados.
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El camarero regresó con el importe que habían de pagar, pero les dijo que no era suficiente y deberían de consumir más para llegar al mínimo que tenían marcado en el establecimiento. Esta regla la explican en la página web del Rooftop Bar, que dice claramente que "para cenas, aplicamos un cargo mínimo de 65 euros por persona, incluyendo bebidas", a cambio de garantizar "una mesa durante toda la noche en nuestra azotea, en la zona cubierta". Los clientes no se esperaban una medida de estas características, pero parece que se podría generalizar.
En el medio francés apuntan que, aunque este tipo de procedimientos son aún marginales en Bélgica, poco a poco se están abriendo paso y podrían dar el salto a otros países, pues están sustentados en ciertas problemáticas que acusa el sector de la hostelería que es independiente de la región. Según los propios empresarios, deben hacerlo para compensar el aumento de los costes de los últimos tiempos y las reservas fantasma.

La confusión en la reserva de un restaurante que ha dado la vuelta a España
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Los restauradores se justifican
Apuntan desde La Dépêche que a pesar de que estas medidas pueden generar controversia, los restauradores esgrimen que no tienen muchas más opciones de cara a alcanzar un umbral de rentabilidad mínima. Escudándose en este argumento económico, surge también una corriente contraria en ciertos círculos que vaticinan que los clientes podrían no verlo bien y que tenga un efecto disuasorio que haga que, como se dice popularmente, 'sea peor el remedio que la enfermedad'.
Citan a la Federación Horeca de Bruselas, quien considera que esto se está generalizando y esta práctica podría convertirse pronto en la norma por el aumento de los costes de personal y los "no-shows", aquellos clientes que piden mesa previamente y luego no se presentan, sin ni siquiera avisar. En este sentido, mencionan que en el sector gastronómico hay locales que están empezando a solicitar el registro de la tarjeta de crédito en el momento de la reserva de cara a que si se produce ese hecho, se cobre un importe como compensación de los gastos y perjuicios generados.